viernes, 25 de julio de 2014

Análisis de los elementos curriculares de la Educación Superior
(Fuente: http://es.scribd.com/doc/231218952/Analisis-de-los-Elementos-Curriculares-educacion-Superior)
 
 
Se puede definir currículo como las exigencias de la formación del hombre para responder a un mundo cuya constante es la transformación, así como dotar a los ciudadanos de una educación que conduzca al hecho de educar para la vida, de preparar al individuo como miembro participativo de la sociedad para cambios cualitativos de conducta, para adquirir capacidad crítica, formar actitudes para la cooperación, tomar decisiones, enfrentar situaciones nuevas y resolver problemas.

 

En efecto, el currículo a nivel de educación superior, está formado por una serie de elementos que surgen de las respuestas a las siguientes preguntas: (a) ¿A quién educar?, (b) ¿Para qué educar?, (c) ¿Qué se aprende?, (d) ¿Cómo se aprende? y (e) ¿Para qué, qué y cómo evaluar? Estos componentes, buscan no solo responder a las interrogantes anteriormente señaladas sino también afianzar los requerimientos exigidos por la sociedad laboral.

 

En este contexto, los elementos involucrados en el modelo curricular a nivel de educación superior, se pueden identificar por dos grandes rasgos; el primero, orientado en el proceso educativo, así como su ejecución; y el segundo, centrado por las personas o sujetos que interactúan durante la enseñanza-aprendizaje.

 

Desde esta perspectiva, uno de los elementos influyentes del modelo curricular en el proceso educativo es conocido como las competencias, siendo definidas como las capacidades complejas que integran no solo las actitudes sino también los aspectos intelectuales aunado a los procedimientos aplicados para alcanzar los conocimientos, facilitando esto su puesta en práctica de una manera eficiente tanto en la vida diaria como en el campo laboral.

 

En otras palabras, corresponden al tipo de aprendizaje caracterizado por la forma en que cualquier persona logra combinar sus múltiples recursos personales (saberes, actitudes, valores, emociones, entre otras) para lograr una respuesta satisfactoria a una tarea planteada en un contexto definido.

Seguidamente, se destacan contenidos, los cuales se designan como conjunto de saberes o formas culturales cuya asimilación y apropiación por los estudiantes se considera esencial para su desarrollo y socialización. Por esta razón, suele dividirse por unidades o temas, los cuales a su vez despliegan el objetivo tanto general como específico que se desean alcanzar.

 

Otro componente, es el método de enseñanza conocida como metodología, siendo el conjunto de momentos y técnicas lógicamente coordinados para dirigir el aprendizaje del estudiante hacia determinados objetivos.

 

Ahora bien, a nivel de educación superior este proceso está influenciado por las corrientes constructivistas, ya que se centra en el aprender más que en el enseñar, es decir buscando que el estudiante adquiera responsabilidad en la construcción de su propio aprendizaje significativo al asociar los nuevos conocimiento con lo que ya se posee. Adicionalmente, se incorporan actividades de estudio a nivel grupal que ayudan a potenciar este aprendizaje, así como incursionar en nuevos saberes corrigiendo los errores o debilidades presentes.

 

Un cuarto elemento que influye, es la organización del tiempo y del espacio, los cuales marcan la pauta para la distribución del tiempo en unidades o períodos que varía de acuerdo al contenido. Actualmente se emplean máximo bloque de tres horas pedagógicas seguidas, que aseguren la posibilidad de realizar estudios más articulados y profundos, incorporando actividades simples que favorezca el crecimiento personal.

 

Un quinto componente, son las evaluaciones, siendo estrategias que le permiten tanto al estudiante como los docentes y entidades dirigentes de las instituciones educativas informar no solo sobre el proceso sino también de los resultados obtenidos, a fin de reflexionar y accionar mecanismo para potenciar los aprendizajes.

Es por ello que, las universidades establecen actividades extracátedras o complementarias, las cuales permiten estimular y reforzar conocimientos, además de desarrollar o capacidades. Dichas actividades pueden ser, deportivas, intelectuales (exposición de proyectos, maratones), recreativas, entre otras; aprovechando así los diversos espacios disponibles y fomentando las relaciones interpersonales. De igual manera, se emplean estrategias que involucren recursos informáticos o tecnológicos, incursionando en los modelos de aprendizajes virtuales que a su vez permiten estimular el logro de diversas competencias y que son demandas por el mercado empresarial.

 

Con relación a los sujetos que intervienen para promover el desarrollo integral curricular, están: primero los estudiantes, cuya función principal es aprender, es decir adquirir el conocimiento y ponerlo en práctica; segundo los formadores o docentes, siendo profesionales que facilitan, orientan y acompañan al educando durante su aprendizaje; tercero el entorno, conformado por la familia, las organizaciones o empresas locales o nacionales, las comunidades adyacentes, entre otras, pues en muchas ocasiones se realizan prácticas que evidencian el aprendizaje, tales como proyectos, tesis, prácticas profesionales, servicios comunitarios y cuarto los entes gubernamentales y los directores de las instituciones, los cuales establecen normas y reglamentos que deben ser catados por todos los entes participantes en el área curricular.

 

Además, estos sujetos son los encargados de generar retroalimentación dentro de la enseñanza-aprendizaje, cada uno de acuerdo a la función o rol que ejerce, permitiendo esto tomar de decisiones y acciones que permitan mejorar la calidad del proceso, así como abrir una ventana potencial dentro del campo laboral.

 

Es importante señalar que, la tarea del formador consiste en ayudar a los estudiantes a introducirse en una comunidad de conocimiento y de capacidades, en proporcionarles algo que otros conocen ya, pero la misión de la universidad está centrada en poner a disposición del educando una selección del capital intelectual, emocional y técnico en pro de ellos y de la sociedad, así mismo se deben convertir en la distribuidora de conocimientos más que en fabricante de los mismos.

 

Por otra parte, todo currículo comparte etapas, actividades, medios y productos; dependiendo de sus postulados teóricos, se hace imprescindible determinar las características del contexto social y delimitar el tipo de profesional que se quiere formar. Por eso, a nivel de educación superior está enfocado a cumplir con los propósitos que enmarcan la democracia y los intereses del país. De igual forma, atiende a las condiciones específicas del estudiante y en concordancia con las necesidades de la nación, así como de la región donde se ubique, para hacer del currículo un ente que garantice el logro de un aprendizaje enmarcado en la relación pedagógica profesor-estudiante de manera crítica y constructiva.

 

Un aspecto importante de recalcar es que, el perfil profesional, proporciona las bases para especificar el plan curricular, que incluye la determinación de los contenidos curriculares, así como su organización y estructura; además de los programas de estudio de cada uno de los cursos que conforman el plan curricular. Adicionalmente, hace énfasis en cada uno de los rubros y subrubros, de donde se derivan los conocimientos y habilidades básicas y de apoyo que están explícitos o implícitos en ellos, especificando lo que el estudiante debe saber (conocimiento) y saber hacer (habilidades) para alcanzarlos.

 

En este orden de ideas, las instituciones educativas venezolanas deben ser centro de distribución de conocimientos y saberes que estén cónsonos con las necesidades del país. El hecho educativo y la acción de educar representan un verdadero reto, cuyo éxito radica más en las personas que en los sistemas. Todo enfoque curricular comparte etapas, actividades, medios y productos; dependiendo de sus postulados teóricos, para lo cual se hace imprescindible determinar las características del contexto social y delimitar el tipo de profesional que se quiere formar.

martes, 26 de mayo de 2009

La Proyección Social: el cambio social inconcluso

La Proyección Social como función esencial de las Universidades de El Salvador ha sufrido un estancamiento en su génesis, quedando relegada a un simple “ahí esta” y “lo dice la ley de educación superior”.

Hablar de Proyección Social es algo complicado en El Salvador, la base legal de esta función solo tiene como guía la Ley de Educación Superior, dicho sea de paso necesita una reforma completa, no existe otra fuente precisa que hable sobre esta función.

El tema de la función social de la Universidad en América Latina, fue enunciado por primera vez bajo el término de “Extensión Universitaria”, en el Primer Congreso Internacional de Estudiantes Americanos en Montevideo (1908), donde quedaron las bases de lo que posteriormente fuera la Reforma de Córdova (1918), una importante propuesta elaborada por estudiantes, con la cual se fortaleció el postulado de la función social de la Universidad Latinoamericana, y se generaron una gama de actividades que definieron el perfil de la Universidad Latinoamericana.

A lo largo de la historia universitaria salvadoreña, hay que acotar hechos relevantes como que en 1965 con la Ley de Universidades Privadas se funda la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas; entre 1973 y 1979 se fundan tres universidades más (Universidad Albert Einstein, Universidad Dr. José Matías Delgado y Universidad Politécnica de El Salvador) y el auge de los ochenta en donde se fundaron más de cuarenta instituciones.

En febrero de 1986, según consta en documentos que se encuentran en la Universidad de El Salvador, que la comisión interventora de extensión universitaria presentó al Consejo Superior Universitario de la misma Universidad, un documento titulado “Concepción de la Proyección Social Universitaria”, el cual sentó las bases para que en 1989, se diera un paso cualitativo en el desarrollo académico de las Universidades, aprobando la Proyección Social como una función curricular para las Universidades de El Salvador.

A partir de esa fecha (1989), el Ministerio de Educación convocó a expertos en conceptos filosóficos y educativos sobre la relación de la Proyección Social y el rol de las Instituciones de Educación Superior, para que se elaborara un documento el cual sirviera de referencia para sustentar el quehacer de Proyección Social en las universidades de El Salvador, es así como a partir de la nueva Ley de Educación Superior de 1995, aparece la Proyección Social como función de las Instituciones de Educación Superior.

Basado en otros documentos, la Proyección Social puede encontrar muchos significados, uno de ellos que puede considerarse de los más importantes es un artículo publicado en la revista ECA de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) escrito por el Padre Ignacio Ellacuría en 1980: “Universidad y Política”, donde textualmente apunta la definición de Proyección Social: “Por Proyección Social se entiende aquí aquella función que pone a la universidad como totalidad, aunque a través de sus partes, en relación directa con las fuerzas y los procesos sociales.”

Desde aquí se puede correlacionar las partes que conforman esta función y hacia dónde se dirige, con quien interactúa y su fin último. En el caso salvadoreño, mucho se hace en materia de relación con las fuerzas y procesos sociales, pero sin buscar una transformación clara de esos procesos. Para el caso de las Universidades, el autor del texto citado, explica que algunos confunden el término con otros que forman parte de la realidad de estas instituciones: “En este sentido no se confunde ni con la extensión universitaria, que busca regalar migajas de cultura a grupos que no pueden acceder a la universidad, ni tampoco se confunde con el servicio social, esto es, con el trabajo que profesores y alumnos pueden hacer supletoriamente a favor de determinados grupos sociales”.

En concordancia con lo anterior, las Universidades deben tener claridad conceptual e identidad institucional para aplicar el verdadero significado de la Proyección Social. Las actividades llevadas a cabo internamente y externamente en estas casas de estudio, deben configurarse con una intencionalidad bien definida, estar orientadas en una dirección y un propósito, abrazar un objetivo de transformación social y contar con los insumos necesarios para lograrlo.

Mucho se piensa en la Proyección Social como una dádiva hacia algunos sectores menos favorecidos, así se presentan proyectos como: mejoramiento de la casa comunal de la colonia, la pintura de las paredes del Centro Escolar, almuerzo gratuito a los ancianos del parque, etc., proyectos que se implementan para “justificar el presupuesto” y no encaminados a un verdadero cambio social de las personas partícipes de las actividades. También existe la figura del asistencialismo en darles el pez y no enseñarles a pescar, en donde las comunidades que reciben esta colaboración se acostumbran solo a recibir, pero no a participar del cambio propuesto.

El concepto de Proyección Social es manejado antojadizamente por las Universidades, buscando solo lo que a ellas les parece, pero no por error, sino por la falta de orientación de las autoridades correspondientes, aquellas que dirigen las políticas educativas en materia de educación superior, aquellas que no visualizan todavía el verdadero carácter de esta función relativamente nueva de las universidades.

Entonces en palabras de Ignacio Ellacuría, las universidades deben dar el máximo rango de importancia a la proyección social ya que esta “…busca prioritariamente la radical transformación del desorden establecido y de la injusticia estructural”. Todo ello no puede apreciarse en las actuales acciones de la proyección social de las universidades salvadoreñas, el apoyo social que se brinda a ciertos sectores de la población, está bien, pero no son proyección social, desde su raíz más profunda, la universidad debe promover el cambio de la injusticia estructural vivida por los salvadoreños.

Otro elemento que debe llevar a la reflexión, es el saber transformativo que tienen las universidades, aquella cultura de poder incidir en la realidad de la sociedad, de ofrecer un verdadero cambio social estructural, de hacerse oír y proponer alternativas de solución ante el desorden establecido, esto lo hace preparando profesionales capaces de brindar soluciones a los problemas del entorno.

La universidad es portadora de cambios estructurales en la sociedad, esto es haciendo conciencia a las mayorías de los problemas presentes; la universidad puede contribuir con la elaboración de diagnósticos que reflejen la realidad histórica del país; otra de sus contribuciones es la producción de un saber crítico, no cualquier saber, sino un saber que pueda explicar objetivamente la realidad circundante y aportar con criticidad a la solución de esos problemas.

Todo lo anterior podría interpretarse como formulaciones ideologizadas de un determinando pensamiento filosófico, pero la verdad es otra, es la “verdad de la realidad”, es reflexionar, hacerse sentir, buscar y lograr un cambio social en esas estructuras, en esas personas, individuos y agentes que lo necesitan.

Insistiendo sobre el papel de la universidad con su proyección social, esta debe hacer propuestas que coadyuven al cambio social, que proponga, que este en constante comunicación con las fuerzas decisorias y transformadoras de la realidad social del país, para que a través de su trinchera sea factor esencial de cambio, pero debe actuar, no ser una simple institución “observadora” que se limite a seguir con lo mismo, recordando que no debe confundir su actuación sobre los elementos sociales, no dádivas, no asistencialismo, sino “cambio”.

Por lo tanto hay que preguntarse entonces, ¿la proyección social es un cambio social inconcluso? Las instituciones de educación superior a las cuales les ha sido confinada esta tarea, deben contestar esta pregunta y si la respuesta es negativa, buscar los mecanismos, las maneras, las formas de que se logre un cambio social en beneficio de las mayorías sociales por medio de la proyección social.

* El autor es maestro en Política Educativa de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas y Sub Director de Proyección Social de la Universidad Pedagógica de El Salvador. Experto en Entornos Virtuales de Aprendizaje.

miércoles, 25 de junio de 2008

FOLKSONOMIA

CONCEPTO TÍPICO DE LAS HERRAMIENTAS 2.0

Folksonomía: Sistemas de clasificación grupal. Taxonomía social u organización de la información de manera colectiva, basada en la colaboración de las personas que cooperan a través de ordenar contenidos mediante tags. Las categorías usadas no obedecen a una lógica jerárquica sino a las decisiones de etiquetado de los usuarios.

Folksonomías y etiquetado social

Uno de los logros de las bitácoras es la difusión y reflejo global de los avances de la llamada web social. Ejemplo de ello es la clasificación de contenidos mediante marcadores, etiquetas o tags, que son indexadas en conocidos sitios como Technorati, del.icio.us, Blinklist… Cuando son los usuarios quienes clasifican los contenidos añadiendo sus propias etiquetas, que además comparten con el resto del mundo mundial, hablamos de folksonomía, o etiquetado social. Un término derivado de taxonomía (clasificación), y folk. (amigo o colega, en inglés). Las folksonomías no son diseñadas a priori, sino que crecen de manera orgánica en función de las aportaciones de los usuarios; es decir, de abajo hacia arriba, y por lo tanto, no pertenecen a nadie ni son controladas por nadie, lo cual introduce el factor social y democrático de la clasificación, aspecto controvertido por cuanto tiene de anárquico, a decir de algunos sectores, como el bibliotecario y documental. El etiquetado social proporciona a los usuarios una navegación basada en la exploración, más que en la búsqueda, y añade contenido semántico a la clasificación del contenido. Un paso más hacia la web semántica.

En palabras de José Luis Orihuela (ecuaderno.com), “Cuando las personas trabajando en red (lo social) asignamos descriptores (las etiquetas) al contenido (lo semántico) de las historias en los blogs (Technoratitags), a las fotografías (Flickr tags), a los favoritos o bookmarks (del.icio.us, iFavoritos), o a las listas de tareas (43 Things), entonces estamos contribuyendo a dotar de valor semánticoa la información disponible en línea”.

jueves, 19 de junio de 2008

EL USO DE LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN EN LOS PROCESOS DE PLANIFICACIÓN Y PROGRAMACIÓN DIDÁCTICA

ABSTRACT

La importancia del uso de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), la incorporación de éstas al proceso de planificación y programación didáctica, el tipo de planificación que se desarrolla actualmente en el sistema educativo, el uso de Internet como herramienta en este proceso, todos estos elementos y más, se tratarán en el presente articulo que pretende ser un aporte a los interesados en esta área para mejorar el proceso de aprendizaje de sus estudiantes.


INTRODUCCIÓN

El proceso de planificación y programación didáctica es la columna vertebral de toda organización educativa, llevarla a cabo organizada y con bases científicas y teóricas es crucial para que se dé el aprendizaje en los estudiantes; la incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación que forman parte de la actual sociedad del conocimiento o de la información, es parte fundamental de la práctica pedagógica de los maestros del siglo XXI.

Cuando se habla de tecnologías de la información y comunicación no se hace referencia de un solo tipo de tecnología. En estos momentos se disponen de al menos, tres tipos diferentes, cada vez más articulados entre sí, pero que utilizan procesos y establecen relaciones muy distintas entre los contenidos y los usuarios: la televisión, la computadora (con todos los usos conocidos) y el teléfono.


La planificación y programación didáctica se define como la organización sistematizada y coherente de los contenidos de una determinada asignatura para la consecución de un objetivo especifico de aprendizaje. La destreza docente en cuanto a organizar los contenidos de una disciplina determinada auguran un excelente aprendizaje de los mismos por parte de los estudiantes.

Esta planificación requiere de diversos elementos o componentes para resultar efectiva, generalmente los formatos existentes en la mayoría de las instituciones para realizar dichas planificaciones o programaciones didácticas contienen elementos como: objetivos, contenidos, actividades, recursos, tiempo, bibliografía, etc.

Actualmente con la implementación de nuevos paradigmas educativos (constructivismo, aprendizaje por competencias, aprendizaje situado, etc.) se han modificado estos formatos de planificación, algunos retoman la ya famosa taxonomía de Bloom cuando incorporan en ellos los componentes que configuran los aprendizajes en conceptuales, procedimentales y actitudinales.

Los planificadores y programadores de los procesos de aprendizaje, han olvidado que no se puede estar enseñando contenidos ni procedimientos del siglo XX en el siglo XXI, donde las Tecnologías de la Información y Comunicación han llegado para quedarse. Estas se refieren a todas las herramientas relacionadas con la captura, transporte, procesamiento y uso de la información. Involucra a los equipos de cómputo (hardware), programas y aplicaciones (software) y las telecomunicaciones. Para aprovechar las oportunidades que brindan las herramientas mencionadas, es necesaria una óptima planeación del uso de las mismas dentro de las programaciones didácticas.

La incorporación de estas herramientas en la programación didáctica de cualquier disciplina de enseñanza, es ahora necesario para brindar un panorama más completo de cualquier campo del saber. La importancia que implica esto, se puede ver reflejado en el uso que de la tecnología de hace actualmente en todos los campos del quehacer humano, ya lo decía Rob Kling cuando hablaba de la Informática Social en la que los elementos tecnológicos están afectando todos los procedimientos humanos, “una definición más formal es el estudio interdisciplinario del diseño, usos y consecuencias de tecnologías de información que toma en cuenta su interacción con contextos institucionales y culturales”.

No es de extrañar entonces que las nuevas tecnologías de la información y comunicación se hagan presentes en este campo de la educación y afecten el proceso de enseñanza aprendizaje y con más fuerza el de aprendizaje.

Por lo tanto, en cualquier forma que se desee manejar los formatos de planificación y programación didáctica, deben incorporarse el uso de estas nuevas tecnologías; primero como recursos previos para la búsqueda de información y obtención de información para preparar un tema, una clase, un discurso, etc. (buscadores como google, yahoo, etc.), luego en el momento del desarrollo de la misma actividad (uso de cañones proyectores, uso de software educativo, uso de internet inalámbrico para el desarrollo de un contenido o experimentación de información complementaria, etc.).

Mencionando algunas de las tecnologías de la información y comunicación de las que se puede hacer uso en la planificación didáctica, esta Internet, pero como todas las tecnologías, a veces se sobre dimensiona su uso y se crean algunos mitos como lo menciona Jaime Sánchez de la Universidad de Chile cuando expresa: “lo que indican las investigaciones es que los profesores preferentemente usan Internet para buscar información, pero actividades pedagógicas integradas con el apoyo de Internet son realizadas por muy pocos profesores, preferentemente aquellos que utilizan metodología más constructivistas, que son más jóvenes, líderes, es decir, esto también es un mito aún”.

Siempre con el uso que se hace de las tecnologías en los procesos de planificación y programación didáctica, sobresale Internet, aunque sin despreciar otro tipo de tecnologías que van de la mano. Ana Beatriz Martínez de la escuela de educación en la Universidad Central de Venezuela, en su articulo “Navegando con Internet en Educación Superior”, cita una encuesta exploratoria acerca del uso de Internet por parte de los educadores realizada por Starr & Milheim (1996), en donde se señala que las tecnologías de la información y la comunicación son utilizadas: como apoyo para la investigación y trabajo con otros colegas, acceso a bibliotecas, preparación de clases, materiales de apoyo, y finalmente investigación por parte de los estudiantes.

El uso que los docentes hacen de Internet para planificar sus clases, en el contexto educativo salvadoreño, es relativo en función del dominio que tienen sobre las tecnologías de la información y de la comunicación. Al respecto los estudios de factores asociados al rendimiento de estudiantes que se sometieron a la PAES 2000, señalan que sólo un 21.4% de los docentes trabaja con Internet como recurso didáctico; de este estudio, mencionado por Oscar Picardo en Brecha digital en el sector educativo salvadoreño: retos y estrategias: “se concluye no sólo que Internet se utiliza poco, sino también que lo poco que se utiliza es, aún, irrelevante, o bien, que los docentes no han podido asociar este importante recurso al proceso de enseñanza aprendizaje. Este dato es rubricado por la reciente encuesta realizada por la Comisión de Seguimiento del plan 2021”

En la planificación docente de cualquier nivel (inicial, básico, medio, universitario, técnico), debe incluirse el uso de tecnologías de la información y comunicación, no solo como herramienta innovadora, sino como aquellas que permitan un mejor conocimiento tanto del docente como del estudiante en relación a un tema determinado, sabiendo que en esta sociedad del conocimiento y de la información, el conocimiento crece exponencialmente y hay que enfrentarse a ello.

Otro componente esencial en la sociedad del conocimiento que presenta un avance en el área de la ciencia y la técnica, es el uso de la Web 2.0 la cual ofrece herramientas de apoyo para cualquier proceso pedagógico, desde el uso del chat, hasta la creación de una Webquest, los cuales pueden incorporarse a la planificación didáctica.

En síntesis, las herramientas, elementos, figuras, software, que ofrecen las tecnologías de la información y comunicación, pueden ser muy beneficios para el momento de elaborar un proceso de planificación y programación didáctica.


Conclusión

Gracias al desarrollo tecnológico de las computadoras desde la década de los años 80, se han podido obtener muchas formas de utilización de estas en las actividades humanas. Y en la educación no debe ser la excepción.

La planificación y programación didáctica con estas herramientas será ahora responsabilidad de los actores del proceso para el logro de la enseñanza y del aprendizaje con mejor calidad en este siglo XXI.

Utilizar las tecnologías de la información y comunicación, nunca será la panacea que alivie por completo una mejor programación didáctica, el papel del docente y la competencia o capacidad para incorporarlas al proceso es lo que realmente cuenta.

Bibliografía

1. Kling, Rob. (2004). ¿Qué es la informática social y porque es importante? Centro para la informática social. Escuela de ciencia de la información. Universidad de Indiana.

2. Martínez, Ana. (2001). Navegando con Internet en Educación Superior. Agenda Académica Volumen 8, N° 1, pág. 43. Universidad Central de Venezuela, en línea http://www.revele.com.ve/programas/indice/ria.php?id=12185&rev=agenda

3. Picardo, Oscar. (2006). Brecha digital en el sector educativo salvadoreño: retos y estrategias, en línea, http://www.garciaflamenco.edu.sv/cie/papers/papers01.pdf

4. Sánchez, Jaime. (2006). Mitos y realidades de aprender con Internet, en línea
http://www.elearningamericalatina.com/edicion/octubre1/na_2.php

* El autor es Máster en Políticas Educativas, Licenciado en Educación con Especialidad en Ciencias Sociales, experto en Tecnologías Educativas, tiene 15 años de experiencia docente, investigador e impulsor del uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación a nivel universitario. Experto en Entornos Virtuales de Aprendizaje.